Entre montañas y valles nos aparece Taramundi. Y entre soles y nieblas, entre aldeas colgadas de laderas, entre ríos y arroyos, y entre bosques frondosos y verdes. Todo Taramundi parece sacado de un relato mágico. Un relato en el que te convertirás de inmediato en protagonista, disfrutando de los susurros del agua – que está omnipresente -, del verdor infinito de los bosques, del resplandor de la pizarra y la piedra que construye las aldeas, del brillo de los filos de cientos de navajas, del sosiego del telar, de la calidez del fuego y los ferreiros, de la poética del hierro, de los sabores que surgen de la lumbre…